
A veces tienes clarísima la meta, pero de pronto te desvías del camino por la influencia de terceros o por las dudas que te asaltan. Tienes que ser resistente y persistente. Fija tu meta y no pares hasta alcanzarla, por supuesto que no es fácil y que efectivamente habrá tramos del camino que desconoces o te resultan hostiles, pero tienes que tener presente que todo eso te hará más fuerte y dará más sentido a tu travesía.
Los habrá que lleguen antes que tú, otros habrá que decidan detenerse antes de llegar y otros cambiarán su destino una y otra vez. Lo mejor es cambiar de ruta constantemente, cambiar los planes, parar a descansar más jornadas de las previstas o acelerar la marcha repentinamente, pero que tu destino nada ni nadie haga que varíe.
Disfruta de todo lo bueno que vas a encontrar en tu camino y aprende de lo menos bueno. Llegarás a tu destino feliz y agotado, los viajes agotan a cualquiera y la vida es un largo y maravilloso viaje, así es que descansa cuando lo necesites, acelera cuando te sientas fuerte y regálate de vez en cuando una vista hacia el horizonte sintiendo que llegar a tu destino... es solo cuestión de tiempo.
Sonríe, Abraza y Disfruta